30.1.13

Espiral del silencio

La espiral del silencio es un concepto desarrollado por Elisabeth Noelle-Neumann, especialmente interesante para los sociólogos, los políticos y los periodistas.

Cuando se dice que el periodismo es el cuarto poder, lo que aparece detrás de esta mágica capacidad para cambiar la opinión y mover a la sociedad es, en su mayor parte, la puesta en práctica de este concepto.

Cuando un político quiere hacer algo que sus votantes no admitirían, a lo que recurren es a este principio.

Cuando ves algo que no encaja, y que sin embargo es aceptado por todos, lo que sucede una vez más es la espiral del silencio.

Simplificándola lo más posible, la espiral del silencio es una reacción de los individuos que participan en una sociedad y que no se atreven (o no pueden) expresar su opinión por miedo a sentirse rechazados o aislados.

Para entenderlo en su totalidad, habría que retroceder a la explicación de una serie de principios como son: el rechazo social, los mecanismos de control, la socialización, conducta desviada... y ahondar en lo que son y las funciones que desempeñan los medios de comunicación.

No obstante, intentaré enlazar todos los cabos sueltos para dar una visión lo más completa de lo que es "la espiral del silencio" para el lector no versado en temas de ciencias sociales.

En primer lugar, hay que entender que la sociedad no puede soportar (a nivel estructural) la existencia de individuos que requieran de un trato singular. Desgraciadamente, todo aquel que levante la cabeza por encima de la de los demás corre el riesgo de que se la corten.

A este principio es al que se le denomina "control social", y consiste en mucho más que en las normas de tráfico, las leyes y las normas de cada sitio: es la voluntad de toda una sociedad para mantener un orden ya establecido (previo a la propia sociedad o instaurado por la misma) y que tiene por objetivo igualar las conductas de todos los individuos que participan en dicha sociedad.
Aquellos que se dan de bruces con la norma establecida, y que en lugar de abnegarse y dejarse llevar por lo que otros dicen, deciden enfrentarse e ir contracorriente se les denomina "desviados sociales".
Estos pueden ser de todo tipo: desde los movimientos punk (muy característicos), los rockeros, los hippies, lo bohemios (los de verdad), los perroflautas... hasta los ateos (sobre todo hace 50 años en España), los agnósticos, los filósofos, los artistas (los de verdad, insisto), los que van andando pudiendo ir en bus, los que cruzan por la calle sin esperar a que el semáforo se ponga en verde, los que pregunta "por qué" a todo... a fin de cuentas, todos aquellos que rechazan los objetivos marcados por una sociedad como buenos, así como todos aquellos que rechazan los mecanismos sociales aceptados como buenos para lograr esos fines. En sociología, a estás personas se les llama "rebeldes".

Hasta este punto, resumimos: la sociedad coarta toda conducta que no sea "normal".

Bien, después de esta retahíla de conceptos, pasamos a los medios de comunicación.
Según Piere Bourdieu, un sociólogo Francés que murió en 2002, en un artículo que no tiene desperdicio: "La opinión pública no existe", plantea que en realidad lo que se entiende como opinión pública no es lo que piensa todo el mundo (o la mayoría), sino una idea que se avala con el falso testimonio del apoyo consensuado de toda la sociedad. En otras palabras: si te dicen que la tierra es plana, y todo el mundo lo afirma, sea o no verdad, al pobre Galileo le mandas a freír espárragos.

Sin duda, cualquiera dice: "menuda tontería, la tierra es ovalada y se puede demostrar". Pero si en lugar de esa frase se dice: "el universo surgió en el big bang", todo el mundo asiente, cuando en realidad existen numerosas teorías con más apoyo teórico que la contradicen. En la ignorancia, la vergüenza de equivocarse, y el miedo al fracaso radica el fundamento psicológico que permite que una opinión, tildada de unánime, cohiba la difusión y la expresión de otras opiniones distintas o enfrentadas.

Y esto es, por fin, la espiral del silencio.
Cuando unos hablan, otros callan, y cuando por fin se callan, al no haber nadie que diga "eso no es cierto" o "yo pienso otra cosa" por las razones anteriormente citadas, se produce un silencio que no tarda en volver a llenarse con las palabras de los que hablaron antes.

De este modo, y aplicándolas a la sociedad, las personas suelen repetir los argumentos socialmente aceptados para ensalzarse o popularizarse, o al menos no caer en vergüenza y aislamiento. El resultado final consiste en un desenlace trágico en el que dos opiniones (o más) enfrentadas terminan siendo una sola como consecuencia directa de lo que dicen los que no saben y lo que callan los que si saben (o al revés, en ocasiones la razón "tiene razón", aunque sean las menos).

Creo que las ideas están bastante bien hiladas y que no hay lagunas en la exposición que, si has tenido la paciencia de leer (gracias), explica muy a grandes rasgos (como siempre en este blog) el concepto de "espiral del silencio", tan perjudicial para los que de verdad forman la opinión pública y que tanto nos afecta diariamente en todo lo que decimos, callamos, pensamos u opinamos.


Con un poco de suerte, alguno de los lectores recordará este concepto cuando sus amigos le hablen de deporte, de política, de cotilleos o de cualquier cosa en la que participen más de dos personas.

29.1.13

La ética protestante y el espíritu del capitalismo

Hoy introduzco un ensayo revisado (he intentado reducir lo máximo posible la extensión del mismo) de la obra "La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo", de Max Weber, padre de la sociología.
En cuanto a la validez del mismo: 
- el trabajo ha sido evaluado con un 2'5 sobre 3 por un profesor universitario especializado en teoría sociológica;
- el medio punto que falta se debe a la omisión de algunos datos que yo consideraba irrelevantes, y que por lo visto, él no;
- el ensayo es completamente original, sin partes copiadas ni elementos de otros autores.

Para aquellos cuya curiosidad se limite a saber a grandes rasgos de qué trata el libro, el apartado "introducción" debería ser suficiente.

Para los que tengan realmente interés y paciencia, recomiendo más que leer el ensayo, leer el libro.
Se puede encontrar en versión pdf gratuito sin demasiada dificultad en internet, y en apenas una semana a 50 páginas diarias el libro está terminado. Además, la dificultad para entenderlo es bastante asequible, y quitando algunos términos que requieren de alguna explicación, la mayoría lo puede entender todo el mundo.
Espero que lo encontréis interesante.


INTRODUCCIÓN


La ética protestante y el espíritu de capitalismo (Die protestantische Ethik und der 'Geist' des Kapitalismus) es un libro escrito por Max Weber, un economista y sociólogo alemán, entre 1904 y 1905, como una serie de ensayos. Más tarde se publicó como libro. No obstante, fue publicado desde 1905 en la revista Archiv für Sozialwissenschaft und Sozialpolitik.
Para comenzar el ensayo, simplificaré la idea principal que se plantea en el libro, así como los temas secundarios.
También explicaré la estructura del presente ensayo: ideas planteadas, críticas y valoraciones.
Así pues, podemos resumir (a costa de la pérdida de toda clase de detalles y pruebas) que el libro pretende demostrar que existe una relación entre el capitalismo y la ética protestante propia de la reforma Luterana, siendo esta la variable hegemónica que determinó su aparición.
Esta relación causal la relaciona de la siguiente manera:
La iglesia protestante favorecía un tipo concreto de ética cristiana materialista, pero sosteniendo aún otros valores cristianos como el ascetismo.
Ese materialismo, junto al anteriormente mencionado ascetismo, ligado al concepto de vocación profesional, también propio del luteranismo,  favorece al trabajador y al empresario: a unos a hacerse empresarios, y a otros a amasar fortunas.
Estas fortunas se reinvertían en la propia empresa a fin de conseguir aún más dinero, logrando así grandes fortunas.
Aparece también, junto a la vocación, el concepto de destino, de manera que el éxito terrenal reflejaba las posibilidades de acceder al cielo.
En suma, la ética protestante conduce a amasar fortunas, a llevar una filosofía de vida utilitarista, y a ganar dinero y trabajar más allá de lo necesario; o en otras palabras, a la esencia del capitalismo.
Ésta es la idea desarrollada a lo largo de los distintos capítulos, e igualmente, este ensayo irá recogiendo las ideas fundamentales de esos capítulos, contraponiéndolas con la realidad para comprobar la veracidad o el acierto de dichas afirmaciones.
El libro, que recopila distintos ensayos, se divide en dos bloques: una primera parte en la que se plantea el problema, y una segunda parte en la que desarrollan los conceptos utilizados.
En nuestro caso, simplificaremos los dos bloques combinando la información de ambos, y ordenaremos los contenidos en función del concepto tratado por Weber siguiendo el orden en el que aparecen en el ensayo (capítulos).
Procedemos pues a analizar el capítulo primero.

CAPÍTULO I : Confesión y estructura social

En este apartado, Weber comienza estableciendo una serie de paralelismo para relacionar la sociedad occidental de principios del siglo XX, centrándose en elementos de carácter económico (en concreto, en concepto de capitalismo).
De este modo, plantea la existencia de unas diferencias que, en su opinión, suponen un mayor y/o mejor desarrollo, por parte de la cultura occidental, de las distintas realidades comparadas. Desde el punto de vista económico, entiende el capitalismo como el punto de mayor desarrollo.
Tras esto, Weber busca identificar la razón de dichas diferencias, recurriendo a una multidimensionalidad de variables, enfocadas todas ellas con la iglesia protestante como eje principal.
Atribuye a la Iglesia este carácter hegemónico tras el análisis de estadísticas que informaban de que la mayor concentración de capital, así como la ocupación de los puestos más altos de las empresas de mayor categoría, pertenecían a personas del protestantismo.
Por razones que no determina, excluye de esta valoración a los judíos, quienes concentraban una mayor cantidad de capital (con un elevadísimo margen).
Lo más que indica sobre esta decisión, es el carácter histórico de este pueblo en la adquisición de capital, y por tanto, que no pertenecían a un análisis basado en cambio social.
En este capítulo también empieza a concretizar conceptos que utiliza más adelante conforme aparecen en la tesis, sin hacer más que una aproximación para poder utilizarlos.

CAPÍTULO II : El espíritu del capitalismo

Ahora ya, en este capítulo, explica más concretamente aquellas diferencias que observaba y planteaba en el apartado anterior entre protestantes y católicos, afirmando que esta diferencia reside en que los primeros tienen una ética más materialista que los segundos. Si bien los católicos buscan la tranquilidad y rehúyen los riesgos, promoviendo la adquisición de bienes materiales tan solo para la necesidad, con los protestantes sucede justo lo contrario.
Weber determina, mediante párrafos inconexos entre sí,  las características que considera apropiadas para definir el espíritu del capitalismo. Estas ideas están sacadas del libro de  Benjamin Franklin “Necesary hints to those that would be rich(Advertencias necesarias a los que quieren ser ricos), elaborado en 1736; además  extrae de Advice to a young tradesman (Consejos a un joven comerciante), 1748, las ideas necesarias para complementarlo. (“Works ed. Spark”, vol. II, pág. 87).
Weber apoya a Benjamin Franklin como fuente válida para respaldar esos datos como representantes de la ética protestante en tanto que era protestante y su libro consiguió una gran influencia y difusión.
En estas ideas se observa una serie de constantes, tales como la prioridad máxima de obtener beneficios del dinero mediante el uso del crédito, así como del valor del tiempo como dinero (y consecuente desperdicio económico del ocio).
Se relacionan, además, conceptos como el honor (un valor inmaterial) con la valía del crédito (un concepto inmaterial en esencia, pero íntimamente ligado al crédito obtenido).
Aparece también el objetivo social de multiplicar el dinero, mediante el uso del crédito para conseguir más dinero, a fin de amasar la mayor fortuna posible.
Por otro lado, contextualiza el “espíritu del capitalismo” de modo que excluye a todos aquellos países y culturas que no pertenecen a Europea-Occidental o Estados Unidos, afirmando que tan solo en esos casos se ha dado un “verdadero ethos” del capitalismo, el cuál consiste en supeditar la ganancia a la necesidad, interiorizando este principio en la conciencia de los protestantes a modo de valor vital.
Más adelante, Weber afirma que las atribuciones del capitalismo en la sociedad se integran de manera utilitarista en la moral: las virtudes son virtudes tanto si se es como si se finge, en tanto que el fundamento último de la moral en la cultura capitalista es el utilitarismo, y las virtudes favorecen a la función de obtención de crédito.
La ética protestante insta pues a sus creyentes a la búsqueda de más y más dinero, minimizando el disfrute de dicho dinero, a fin de seguir consiguiendo más dinero.
Siguiendo así esta línea de pensamiento, Weber advierte que los empresarios protestantes reinvertían en sus propias empresas el dinero conseguido, aumentando la cantidad de beneficios máximos que podría obtener en un mercado competitivo, y minimizando la amenaza de otros competidores que no siguiesen esa forma de vida.
Añadía sobre este tema, en último lugar, la afirmación de que esta forma de vida, basada en el utilitarismo y en el amasamiento de fortunas, tenía implantado un ascetismo, no solo basado en el ahorro, sino en la utilidad de este valor a modo de herramienta mercantil. Supone así que el capitalismo conduce a una escala de valores no necesariamente reales, pero si al menos  debidamente fingidos, a fin de poder utilizarlos en la sociedad de manera que favoreciese a la empresa.
En el propio ensayo, más adelante, continúa esta idea, manteniendo que estas “normas no escritas” que todos siguen, terminan implantándose estructuralmente en la economía capitalista, instaurando toda una institución con reglas pactadas, nunca antes vista en la historia.
En último lugar de este desarrollo de ideas, Weber afirma que los valores fingidos y posteriormente institucionalizados dan lugar a un vacío de valores, en tanto que ya no son necesarios para esa forma de vida. Y éste es, en última instancia, el espíritu del capitalismo en el cuál fundamenta toda la tesis.
Ya al margen de esto, en este capítulo aparece la principal traba, el tradicionalismo, que no compartía el objetivo de conseguir dinero por conseguir dinero, sino tan solo conseguir el dinero que es necesario para vivir, y disfrutar del ocio una vez salvada la necesidad.
“Vivir para trabajar o trabajar para vivir”, ese es el conflicto entre capitalismo y tradicionalismo.
Frente a esta oposición, Weber atribuye la participación de las sectas protestantes a la final implantación del sistema capitalista, en tanto que se encontraban a favor ideológicamente de dicho sistema, y actuaban como grupos de presión frente a los tradicionalistas. Además, la competencia en el mercado que pudieran hacer los tradicionalistas a los capitalistas era prácticamente nula, en tanto que, como se ha explicado antes, los capitalistas reinvertían el dinero en sus propias empresas.
En este capítulo, además, se menciona como posibilidad de la aceptación del capitalismo como ética la racionalización de la economía y la técnica, y cómo ello afecta al ideal de vida. No obstante, solo integra esta opción en el desarrollo del capitalismo como una complementación a la filosofía vital protestante, supeditándola a la racionalización en la importancia del cambio, y manteniendo una gran crítica a esta concepción determinista de la historia, en tanto que entra en muchas controversias.

CAPÍTULO III : Concepción Luterana de la profesión

Como puede deducirse del título del capítulo, el tema fundamenta que trata es el concepto de profesión.
El concepto de “profesión” en el término en el que Weber lo contextualiza se basa en la palabra beruf, que aparece por primera vez tras la reforma luterana, y tiene un  significado igualmente ligado a la religión.
El significado de ese concepto sería, por aproximación, el desarrollo de una profesión en el mundo para la cuál tienes una predestinación (vocacionalidad).
Este concepto se basa en el principio de predestinación de Lutero (antes de nacer ya está decidido si se va a ir o no al cielo). Si bien requiere, incondicionalmente para Weber, de una variante del protestantismo, a la cuál, como consecuencia, estima imprescindible para la aparición y posterior consolidación del capitalismo: el calvinismo.
Esta variación de la religión protestante arrastraba consigo todos los valores del protestantismo, con la añadidura de la autoridad de Dios sobre todas las cosas, entre las que se incluía, por supuesto, el trabajo que se desempeñaba.
De este modo, existía pues una predestinación igualmente extendida a la profesión que en el mundo se desempeña, por designio divino.
Por otro lado, si bien existía una predestinación en el mundo, también la había en la posibilidad de ir o no al cielo. Además, existían factores que delataban la bienaventuranza de los elegidos:
-          una pureza moral que se extendía a todos los aspectos de la vida;
-          éxito en las empresas que se propusiera;
-          gran fortuna;
De este modo, el puritanismo moral, aplicado como hemos dicho anteriormente a los negocios con su correspondiente efecto, ligado a la desaprobación del descanso y la ostentación, hacían, en suma, a una serie de ahorradores trabajadores amasadores de fortunas que solo buscaban seguir acumulando para poder acumular más, y así finalmente poder acceder al cielo, el paraíso ultraterrenal.
Esta es la razón por la cuál Weber insiste en su ensayo sobre la importancia del calvinismo, en tanto que era una religión y una ética creadora de riqueza y fortunas.

CONCLUSIONES

La conclusión general que se obtiene de la lectura de Weber es, a mi parecer, la importancia en la consideración de multivariables con el fin de explicar un fenómeno (religión, valores, economía, utilitarismo, competencia, etc).
En conjunto, el ensayo aporta una visión general de la aparición del capitalismo, así como una primera contextualización a la ética protestante y calvinista (complementada posteriormente en otras obras según he leído).
Aparte, personalmente me disgusta la valoración determinista del desarrollo del capitalismo, apareciendo como una fuerza inexorable a la que solo puedes unirte o morir (como aparece en la competencia económica entre empresarios tradicionalistas y capitalistas).
Por otro lado, Weber no explica la aparición del capitalismo en numerosas partes del mundo, centrando su estudio en Europa occidental y Estados Unidos. Por ello, la posibilidad de generalizar la tesis, y aplicarla de manera que la aparición del capitalismo en otros países se debe a la influencia directa de los anteriormente citados Europa y Estados Unidos, me parece, a mi entendimiento, un error.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
 
   - Weber, Max: El Capitalismo y la Ética Protestante (Premia Editora, 9ª edición, 1991)
·   -Troeltsch, Ernst: Protestantism and Progress: A Historical Study of the Relation of Protestantism to the Modern World (1912, Beacon Press)
·   - Octavio Uña y Alberto Fernández: Diccionario de Sociología (ESIC, 2004)

Nada más y nada menos





No pienso decir nada más.

27.1.13

Curva de Phillips

Reiteradas veces ya he enfatizado la importancia de la economía en la sociedad, y si no lo he dicho directamente, las numerosas entradas dedicadas a explicar distintas partes de esta disciplina lo demuestran.

Hoy toca una breve explicación de la Curva de Phillips.
Como no soy profesor, ni me va demasiado el corta y pega, aquí os pongo el enlace a una página en la que lo explican relativamente bien.

Lo que nos interesa en este blog es poner en relieve una vez más las incongruencias del cientificismo que ha llegado a dominar en buena medida la política de los distintos países, y de cómo el uso indebido de esta ciencia, a mi gusto tan poco desarrollada como la sociología, conduce a fracasos estrepitosos que acarrean consecuencias directas en la vida de los ciudadanos.

Como aparece en el artículo enlazado: "Hoy en día, los análisis econométricos muestran que no existe una relación estable entre inflación y desempleo", que es precisamente lo que afirma la curva.

Si alguien desea más información, la explicación de alguno de los términos que aparecen en el artículo, o un desarrollo mayor de la idea aquí propuesta, que lo diga.
No pretendo insultar a nadie explicando cosas que cada uno puede llegar a entender por sí mismo.

Como seguramente estoy ignorando el hecho de haber cursado ya una asignatura de economía, no me doy cuenta de las dificultades que presenta a los no instruidos en el tema entenderlo, asique insisto: preguntar.

25.1.13

Obsolescencia programada

Muchos ya conocerán este término, para los que no: lo que se fabrica hoy en día está hecho para no durar.

Es la fuente de la eterna juventud para el capitalismo.

No voy a explicar el tema, para eso está este vídeo.

Capitalismo...

24.1.13

Gas pizarra y la nueva variable energética

Hace poco, se publicó en el semanal un artículo sobre una realidad que está pasando desapercibida aquí en España, pero que a nivel mundial es ya un elemento importantísimo en el devenir de la economía mundial: el gas pizarra.

A priori, y según dice el artículo, EEUU está invirtiendo en un nuevo tipo de combustible fósil. Hay que decir que técnicamente, no se trata de una nueva fuente de energía, se trata de metano; lo que sí es nuevo es el elemento a explotar: la pizarra.

Fernando Goitia nos explica en su artículo "Los nuevos pozos de ambición" los cambios que va a suponer la nueva fuente de energía en cuanto a la independencia energética de EEUU, la pérdida de poder negociador de Rusia como principal exportador de crudo a Europa, y la posición en la que China y los países árabes quedan tras esta nueva "guerra energética".

Aquí está el enlace al artículo en el que se explican todas estas situaciones, además de orientarnos en cuanto al sistema de explotación del gas pizarra, el fracking.

22.1.13

Estructura social I

Hoy retransmito una idea recientita recientita. Vamos, que aún está calentita de la clase de 7 a 9.

La cuestión consiste en la población.

A grandes rasgos, las variables fundamentales para analizar una población partiendo de cero son la natalidad, la mortalidad, la emigración y la inmigración.

Quiera centrar la atención en la natalidad y la mortalidad.
No voy a ponerme en plan pedagógico explicando los detalles de cada uno, sino que más bien, pretendo plantear una situación, aunque desgraciadamente para ello tengo que dar un pequeño rodeo.

Empecemos por la natalidad.
Nacimientos en una población determinada.
Existen distintos indicadores en función del objeto de estudio. Aqui no importan demasiado. Lo único que hay que saber relativo a la natalidad es que no hay la suficiente cantidad de nacimientos como para sustituir a la actual, o en otras palabras, nacen menos de los que mueren.

Para los países, esto es una verdadera "putada", hablando en plata. Se necesita una natalidad mayor que la propia mortalidad teniendo en cuenta que muchos emigran y otros mueren. ¿Soluciones? Incentivar como en un gallinero que las hembras fértiles de nuestra especie procreen y se reproduzcan. ¿Resultado?
Fracaso total. La edad a la que las mujeres tienen hijos va en aumento, pasando en treinta años de tener hijos a las veintipocos a tenerlos a los treinta y tres, treinta y cuatro.
Buen trabajo.
Como detalle añadido, los hijos cada vez nacen con menos peso y son más prematuros: defecto de fábrica (la masculinización de la mujer en los países desarrollados lleva a situaciones tan felices como que las mujeres fumen más que los hombres, entre otros detalles).

Como consecuencia directa, la sanidad cada vez tiene más gastos en incubadoras y cuidados intensivos para esos recién nacidos. Y palmadita en la espalda, España es el 2º país del mundo con menos mortalidad infantil del mundo.

Desgraciadamente, la progresión actual induce a pensar que cada vez se tendrán los hijos más tarde y serán más débiles, incurriendo en un mayor gasto público, sustentado por los contribuyentes, el segmento de la población que TRABAJA. No olvidemos el detalle de la baja natalidad anteriormente mencionado. ¿Soluciones?
...

Pasamos pues a la mortalidad.
Número de defunciones en un año en una población determinada.
Como es sabido, las mejoras en medicina, tecnología, concienciación, alimentación, etc, hacen que cada año la vida se alargue más y más. Como curiosidad: la diferencia de esperanza de vida entre hombres y mujeres se reduce como consecuencia de la masculinización de las mujeres, así como por los nuevos cuidados de los hombres que han ido adoptando poco a poco de las mujeres. ¿Irónico verdad?
Volviendo al tema, y ya llegando al quid de la cuestión. El alargamiento de la vida es, en mayor medida, por la cantidad de medicamentos en los que se invierte (nota: el euro por receta no amortigua el gasto prácticamente nada).

Y ya por fin, ¿qué nos encontramos si unimos todas las piezas del puzzle?

Piensa primero, lee después.

El resultado final es una población envejecida, que vive muchos años, que cuesta mucho dinero mantener, y que se respalda en unos impuestos que cubren los trabajadores.
Pero, si la cantidad de trabajadores se reduce, ¿quién financiará los medicamentos?
Y por otro lado, si cada vez se gasta más dinero en los recién nacidos para evitar que mueran como consecuencia de la mala calidad física y química de los progenitores, ¿quién financiará las incubadoras?
Hay que elegir a quién dejas a su suerte, a tus padres o a tus hijos.

Como suele leerse en la red: "este país se va a la mierda".

Observaciones

¿Nadie se ha percatado de que en apenas un año han sacado ya tres películas y un videojuego ambientado en el colonialismo americano y su guerra civil?

Y digo tres, porque son las que han llegado a España. Además es curioso que cada una de ellas esté orientado a un segmento distinto de la población (vampiros y acción gratuita, una de Tarantino y otra con pretensiones de película histórica que seguro que se lleva un par de oscar por hacerla tan seria y "fidedigna").

Y el videojuego, nada indie, la última entrega de una de las sagas más famosas de videojuegos (Assassins Creed).

Si consideramos que cada una de estas obras requiere de un periodo cercano (o superior) a un año para hacerse, ¿podemos pensar que es fruto de la casualidad?

"Yo, al igual que Dios, ni creo en las casualidades ni juego al azar."

Yo tampoco.

¿Por qué?

Tal vez para hacer publicidad de una misma temática de modo que cada obra respalde a las otras cuatro, enfocándose a un segmento determinado de la población logrando así la mayor penetración posible del mercado.
Es una suposición.
En cualquier caso, ni estoy paranoico ni me importa especialmente las aspiraciones mercantilistas de unos u otros. Que cada uno piense lo que quiera, pero que piense.

21.1.13

Al colgar la bata blanca.

En sociología, más que en cualquier otra ciencia (o pseudociencia, eso lo dejo a opinión del lector), se plantea una cuestión problemática:
actuar como un científico implica aportar conocimiento extraído de la realidad pero no pretender cambiar dicha realidad. Es la diferencia planteada por Weber en El político y el científico.

Pero claro, aquí se plantea un problema. Cuando sabes que algo está mal, y que los que deciden deciden la opción equivocada, ¿qué haces?
Como científico, simplemente te callas y miras. O gritas y se te ignora, para este supuesto esos matices son insignificantes. No obstante, como persona que sabe que se está cometiendo un error, ¿no se debe hacer todo lo posible por evitar, o en su defecto, corregir dicho error?

Entramos en un doblepensar muy "orwelliano" que, si tratamos de resolverlo, nos deja un conflicto ético potencialmente preocupante. Al menos, para algunos. Está claro que hay quien ve en unos y ceros y todo es o blanco o negro.

En mi opinión, el conflicto entre la ética del científico y la ética del individuo refleja una contradicción en la propia fundamentación de la ciencia, tal y como está planteada actualmente:
uno es responsable de sus actos, al margen de qué o quién le dicte las órdenes.


Conflictos parecidos se han dado, y se dan en la actualidad. Por ejemplo, el caso de los soldados nazis.
La ética que su ideología se inculcaba chocaba con su ética personal (en muchos casos, no en todos). La forma de resolverlo: alcohol para no pensar en ello.
 Personalmente, no creo que huir de los problemas sea una solución. No se puede huir eternamente.

20.1.13

Mente humana y dinero

Enlace a pista de audio

Jodidamente interesante. En serio, ponte a jugar a algo y mientras tanto dale al play. No saldrás perjudicado de ninguna manera.




Más claro, agua.

Video de Españistán nº1

Nada más que añadir.

Bueno si:

Vidfeo de Españistán nº2


Puestos a hablar...

Video





Y por cierto, Marx era más que comunismo.

Tomo nota

Un profesora, de bastante buen criterio en sus opiniones, ha dicho la siguiente frase en clase:
"la sociedad necesita de una autoridad para existir"

Resulta interesante extrapolar esta opinión. Aceptándola como cierta (una suposición), y desarrollando este planteamiento hasta el final, se plantea una cuestión:

¿Hasta que punto?

¿Liberalismo? ¿Socialismo? ¿Comunismo? O autocracia, dictadura...

¿Exiten otras alternativas?