Resumen
En
el presente trabajo trataré de explicar la disposición geográfica del hombre en
el mundo, que factores fueron decisivos en esta disposición y en qué grado.
El
hombre es un animal, y como tal está ligado a ciertas necesidades metabólicas
que debe cubrir para sobrevivir. Sin embargo también es racional, y es esta
capacidad la que le ha permitido establecerse por toda la Tierra, e incluso más
allá.
Principales autores y sus obras
Entre
los distintos autores en los que he buscado información sobre el trabajo
“Geografía Humana” y he basado las
teorías del mismo se encuentran Thomas Malthus, Simone de Beauvoir, Paul
Claval, Juan Antonio Sánchez García-Sauco, y Luis Lobo Manzano, siendo estos cinco
autores y sus estudios los destacados en cuanto a la información obtenida y los
estudios realizados.
Sobre
Thomas Malthus y Simone de Beauvoir, dada la repercusión de los mismos en las
ciencias sociales, así como por el conocimiento que se tiene de su vida, obra y
pensamiento, no expondré nada más que algunas pinceladas de cada uno, delegando
en el lector la decisión de informarse más exhaustivamente sobre ellos.
T.Malthus,
economista y demógrafo, defendía la teoría de que las sociedades llegaban a un
punto en el que el desarrollo de la población no puede sustentarse con los
recursos de los que dispone, dado el hecho (afirmado, que no probado) de que la
población crece más rápido que los recursos llegado cierto nivel de desarrollo.
Simone
de Beauvoir, por otro lado, contradice a Malthus en tanto que éste no ha tenido
en consideración un elemento clave en las culturas: la tecnología.
Mediante
la tecnología se puede aumentar la productividad de aquellos bienes necesarios
para la supervivencia de una sociedad, tanto a nivel agrario como considerando
la posibilidad de la descentralización de los recursos o el intercambio de
productos.
Con
respecto a los otros tres autores, el primero de ellos, Paul Claval, es un
geógrafo francés, profesor en la Sorbona desde 1973.
En
su labor científica ha tratado de acercar la geografía a otras ciencias
complementarias como la sociología o la economía. También hay que añadir el
interés que ha mostrado siempre, de manera especial, por la geografía urbana.
Entre
sus obras más destacadas destacan: Principios
de geografía social, 1973; Geografía
económica, 1980; La lógica de las
ciudades, 1981; Evolución de la
geografía humana, 1981.
El
segundo de los autores anteriormente mencionados es Juan Antonio Sánchez
García-Sauco, actualmente ocupa el cargo
de Defensor Universitario en la universidad CEU San Pablo, y ha sido profesor
en la misma de diferentes asignaturas de humanidades a lo largo de su carrera,
definiéndose entre la sociología, la geografía, la economía y la historia,
siendo esta última su ocupación actual.
Entre
sus obras destaca, fuera del contexto científico: Cuentos en inglés para el aula de infantil.
Dentro
ya del propio interés académico, sus obras más destacas son: La transversalidad de la educación vial;
La dimensión artística y social de la
ciudad; Plan de acción tutorial en la
ESO; Materiales prácticos para la
evaluación psicopedagógica; La
inteligencia y su desarrollo; Programa
base de diversificación curricular; y por último, Vamos de rebajas… matemáticas y proporcionalidad.
Además,
ha participado en trabajos históricos como
La vieja Europa en la nueva América y la nueva América en la vieja Europa
(2008), en colaboración con numerosos profesores del CEU, y sociológicos, como Geografía Humana y Económica, en el cuál
apoyo parte de mi trabajo.
Por
último, hablaré sobre Luis Lobo Manzano,
sociólogo y economista que actualmente investiga en un grupo la
aplicación de las Redes Neuronales y la regresión no lineal a la confección de
modelos económicos y de evolución de precios.
Destacan
entre sus obras: Códice III: geografía e
historia, donde trabajó en colaboración para elaborar un libro para los
alumnos de 3º de BUP. Geografía económica
y humana del mundo actual, estudio del que he extraído parte de la
información plasmada en el trabajo. Dos
hermanas. Siglo XVIII: Economía y sociedad.
Exposición del tema
El
hombre principalmente tiene dos características: es un animal, y es racional.
Entender
estas dos características es la base para el entendimiento del por qué de su
distribución geográfica. Así pues, desarrollaré las interrelaciones que lo
explican, partiendo, en primer lugar del hombre como animal, para después
hacerlo como ser racional, siguiendo el propio desarrollo de la historia.
Como
todo el mundo sabe, el hombre es un primate evolucionado de aquellos
procedentes de la selva de la zona del Sáhara, previa desertización. Los
cambios climáticos obligaron a estos prehominidos a migrar en busca de nuevas
zonas en las cuales la supervivencia les fuera más fácil, y en dicho proceso
cientos de cambios genéticos a lo largo del tiempo hicieron que desarrollase un
cerebro racional con el que culminar su evolución.
De
ello, se puede deducir que uno de los principales límites de su establecimiento
se basaba en las necesidades tróficas: aquellas necesidades metabólicas de un
organismo que si no cubre muere rápidamente. Ningún animal se establece por
motu propio allá donde no puede sobrevivir.
Ésta
es la principal razón de la distribución humana previo desarrollo industrial y
urbano, de la que se pueden deducir la
mayoría de factores limitantes y sus repercusiones.
Todos
los animales necesitan agua, alimento y un clima adecuado para su supervivencia
y la de sus crías. Partiendo de este hecho, se entiende que el hombre ocupase
previamente la zona peninsular para después continuar por europa y continuar
rumbo oriente.
Así,
los primates prehominidos fueron asentándose, primeramente cerca de los ríos,
para asegurarse agua y alimento, y poco a poco avanzando en su conquista
continental conforme los ecosistemas de cada zona llegaban a su límite de carga
y se extinguían.
Un
elemento importante en lo respectivo al concepto de hombre solo como animal reside
en “la regla del 10%”.
Ésta
consiste en la transmisión de energía de un nivel trófico al siguiente (un
nivel trófico es un estrato de una cadena trófica, y ésta a su vez es una serie
de interrelaciones establecidas por distintos organismos que establecen
relaciones de cazador-presa entre las distintas especies de una misma zona
geográfica).
Así
pues, del nivel trófico de los organismos fotovoltaicos solo puede pasar un 10%
de su biomasa al nivel trófico siguiente, los herbívoros, y del mismo modo
sucede con los carnívoros, que a fin de cuentas solo consiguen un 1% de esa
energía.
Con
esta regla, la población en un ecosistema esta siempre regulada, y todo
excedente se absorbe, a no ser que sea demasiado, en cuyo caso, o se expulsa, o
termina destruyendo todo el ecosistema.
Esta
clase de factores limitantes dibujaron el perfil de la geografía humana durante
miles de años, durante los cuales evolucionaron esos primates hasta convertirse
en homínidos, antecesores de lo que somos ahora.
No
fue hasta el neolítico cuando el cerebro humano se desarrolló lo suficiente
como para pasar de ser nómadas a ser sedentarios, estableciéndose en
ecosistemas determinados que pudiesen soportar su carga sin destruirse, además
de ofrecer recursos físicos tales como: suelos fértiles, madera, agua, escasez
de depredadores y abundancia de alimento, y climas preferiblemente templados,
pero principalmente no extremos.
En
estas circunstancias las sociedades humanas crecieron, separándose poco a poco
de su dependencia a las necesidades tróficas, pero agotando a la vez los
ecosistemas en los que se sustentaban, ya no como depredadores, sino como
superdepredadores.
Esto
condujo al éxodo en muchos casos, pero en otros esta regulación medioambiental
fue superada mediante el transporte, ya no de personas, sino de bienes:
unas
tribus intercambiaban con otras aquellos materiales que necesitaban,
manteniéndose así en simbiosis unas con otras.
Esta
capacidad para sobrevivir mediante el sedentarismo produjo la evolución
paulatina del cerebro y sus capacidades, alterando los bienes intercambiados
por otros en función del momento de desarrollo (materiales de construcción,
metales pesados, metales y piedras preciosas, combustibles fósiles…).
Esta
manera de compartir los recursos hizo posible el desarrollo de sociedades cada
vez más grandes, aumentando la densidad de las poblaciones y obligando a éstas
a conquistar nuevos territorios de los que obtener beneficios que intercambiar
o que ayudasen a mantenerse (las expectativas no solo eran por motivos demográficos,
sino por la búsqueda de nuevos recursos, nuevas zonas de cultivo o pastoreo, o
en algunos casos necesidad imperialista de conquista).
Surge
así una nueva forma de distribución, ya no basada tanto en los bienes
imprescindibles para una sociedad primigenia sino en las nuevas necesidades
sociales a las que se veía impuesta. Así pues, los nuevos territorios contaban
con todas las herramientas y los apoyos necesarios para cambiar los ecosistemas
a su antojo, moldeando la tierra conforme a las necesidades tróficas y de
consumo que requerían estas sociedades.
A
raíz de esto se definió nuestra historia, marcada tanto por guerras de hambre y
conquista, como de descubrimientos y aprendizaje, que no solo ha permitido al
hombre establecerse a lo largo de todo el mundo (en núcleos de población más o
menos densamente poblados), sino que es capaz de mantener un gasto energético
del cuál un 12% pertenece al necesario e imprescindible para el metabolismo,
mientras que el 88% restante se emplea en la obtención de todos los recursos
necesarios o demandados por dichas sociedades.
En
el tiempo que va desde la revolución industrial hasta nuestros días, la
disposición demográfica de los habitantes ha variado en función de
numerosísimos factores, haciendo imposible la simplificación sin añadir
excepciones.
Algunos
de los más importantes son:
- Las culturas propias de cada país:
variando notablemente de una zona a otra;
- El nivel de desarrollo de un país:
los países con un alto nivel de desarrollo tienen ciudades superpobladas y zonas rurales
prácticamente abandonadas, mientras que aquellos menos desarrollados no tienen
tanta diferencia demográfica;
- El turismo resulta determinante en el
desarrollo, siendo las zonas más visitadas aquellas en las que más se invierte
en desarrollo con el consiguiente aumento en la población.
-
Los centros administrativos de
los países, en torno a los cuáles se desarrolla toda una infraestructura que
posibilite la supervivencia del conjunto.
Desgraciadamente
la complejidad de las sociedades impide una mayor generalización, obligando a
particularizar en cada caso.
Exposición
de ejemplos, casos o noticias relacionadas con el tema
El
hombre es la única especie cuya área de dispersión coincide prácticamente con
los límites de la biosfera, e incluso puede llegar a excederlos.
Las
máximas concentraciones se dan en áreas industriales de la Europa media y
mediterránea, en las zonas industriales al noreste de estados unidos, en las
tierras aluviales del sur y sureste de Asia, de China y de Corea, en las Islas
de Java y de Japón y, naturalmente las zonas urbanas, añadiendo a las
anteriormente citadas la Costa de California, las de Australia, las de las
costas de Brasil y el distrito federal de Méjico.
Queda
pues evidenciado que el clima ejerce una influencia directa en la distribución,
ya sea por sí mismo o a través de sus repercusiones en la vegetación, los
suelos cultivables y los recursos hídricos.
Destacan
las zonas de clima templado o mediterráneo, bien dotadas de recursos
energéticos y/o minerales, del mismo modo que las de clima tropical, con
lluvias abundantes por lo menos en una época del año (monzones) y con tierras
de una elevada productividad agrícola.
Esto no
quiere decir que en el resto de zonas no se haya implantado el hombre, pero si
es cierto que lo ha hecho en concentraciones mucho menos densas y en puntos
concretos.
Bibliografía:
-
Claval,
Paul (1981), Evolución de la Geografía
Humana, OIKOS-TAU S.A.
-
Smith,
David M. (1977), Geografía Humana,
OIKOS-TAU S.A.
-
Lluch,
Enric (1982), Geografía de la Sociedad
Humana .1, Una perspectiva planetaria,
Planeta
-
Sánchez
García-Sauco, Juan Antonio (2008), Geografía
Humana y Económica, María Saavedra Inaraja
-
Lobo
Manzano, Luis (1982), Geografía económica
y humana del mundo actual, Editorial Bruño