Hoy introduzco un ensayo revisado (he intentado reducir lo máximo posible la extensión del mismo) de la obra "La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo", de Max Weber, padre de la sociología.
En cuanto a la validez del mismo:
- el trabajo ha sido evaluado con un 2'5 sobre 3 por un profesor universitario especializado en teoría sociológica;
- el medio punto que falta se debe a la omisión de algunos datos que yo consideraba irrelevantes, y que por lo visto, él no;
- el ensayo es completamente original, sin partes copiadas ni elementos de otros autores.
Para aquellos cuya curiosidad se limite a saber a grandes rasgos de qué trata el libro, el apartado "introducción" debería ser suficiente.
Para los que tengan realmente interés y paciencia, recomiendo más que leer el ensayo, leer el libro.
Se puede encontrar en versión pdf gratuito sin demasiada dificultad en internet, y en apenas una semana a 50 páginas diarias el libro está terminado. Además, la dificultad para entenderlo es bastante asequible, y quitando algunos términos que requieren de alguna explicación, la mayoría lo puede entender todo el mundo.
Espero que lo encontréis interesante.
INTRODUCCIÓN
La ética protestante y
el espíritu de capitalismo (Die
protestantische Ethik und der 'Geist' des Kapitalismus) es un libro escrito
por Max Weber, un economista y sociólogo alemán, entre 1904 y 1905, como una
serie de ensayos. Más tarde se publicó como libro. No obstante, fue publicado
desde 1905 en la revista Archiv für
Sozialwissenschaft und Sozialpolitik.
Para comenzar el ensayo, simplificaré la idea principal que se plantea en el libro, así como
los temas secundarios.
También explicaré la
estructura del presente ensayo: ideas planteadas, críticas y valoraciones.
Así pues, podemos
resumir (a costa de la pérdida de toda clase de detalles y pruebas) que el
libro pretende demostrar que existe una relación entre el capitalismo y la
ética protestante propia de la reforma Luterana, siendo esta la variable
hegemónica que determinó su aparición.
Esta relación causal la
relaciona de la siguiente manera:
La iglesia protestante
favorecía un tipo concreto de ética cristiana materialista, pero sosteniendo
aún otros valores cristianos como el ascetismo.
Ese materialismo, junto
al anteriormente mencionado ascetismo, ligado al concepto de vocación
profesional, también propio del luteranismo, favorece al trabajador y al empresario: a unos
a hacerse empresarios, y a otros a amasar fortunas.
Estas fortunas se
reinvertían en la propia empresa a fin de conseguir aún más dinero, logrando
así grandes fortunas.
Aparece también, junto
a la vocación, el concepto de destino, de manera que el éxito terrenal
reflejaba las posibilidades de acceder al cielo.
En suma, la ética
protestante conduce a amasar fortunas, a llevar una filosofía de vida
utilitarista, y a ganar dinero y trabajar más allá de lo necesario; o en otras
palabras, a la esencia del capitalismo.
Ésta es la idea
desarrollada a lo largo de los distintos capítulos, e igualmente, este ensayo
irá recogiendo las ideas fundamentales de esos capítulos, contraponiéndolas con
la realidad para comprobar la veracidad o el acierto de dichas afirmaciones.
El
libro, que recopila distintos ensayos, se divide en dos bloques: una primera
parte en la que se plantea el problema, y una segunda parte en la que
desarrollan los conceptos utilizados.
En
nuestro caso, simplificaremos los dos bloques combinando la información de
ambos, y ordenaremos los contenidos en función del concepto tratado por Weber
siguiendo el orden en el que aparecen en el ensayo (capítulos).
Procedemos
pues a analizar el capítulo primero.
CAPÍTULO I : Confesión
y estructura social
En
este apartado, Weber comienza estableciendo una serie de paralelismo para
relacionar la sociedad occidental de principios del siglo XX, centrándose en
elementos de carácter económico (en concreto, en concepto de capitalismo).
De
este modo, plantea la existencia de unas diferencias que, en su opinión,
suponen un mayor y/o mejor desarrollo, por parte de la cultura occidental, de
las distintas realidades comparadas. Desde el punto de vista económico,
entiende el capitalismo como el punto de mayor desarrollo.
Tras
esto, Weber busca identificar la razón de dichas diferencias, recurriendo a una
multidimensionalidad de variables, enfocadas todas ellas con la iglesia
protestante como eje principal.
Atribuye
a la Iglesia este carácter hegemónico tras el análisis de estadísticas que
informaban de que la mayor concentración de capital, así como la ocupación de
los puestos más altos de las empresas de mayor categoría, pertenecían a
personas del protestantismo.
Por
razones que no determina, excluye de esta valoración a los judíos, quienes
concentraban una mayor cantidad de capital (con un elevadísimo margen).
Lo
más que indica sobre esta decisión, es el carácter histórico de este pueblo en
la adquisición de capital, y por tanto, que no pertenecían a un análisis basado
en cambio social.
En
este capítulo también empieza a concretizar conceptos que utiliza más adelante
conforme aparecen en la tesis, sin hacer más que una aproximación para poder
utilizarlos.
CAPÍTULO II : El
espíritu del capitalismo
Ahora
ya, en este capítulo, explica más concretamente aquellas diferencias que
observaba y planteaba en el apartado anterior entre protestantes y católicos,
afirmando que esta diferencia reside en que los primeros tienen una ética más
materialista que los segundos. Si bien los católicos buscan la tranquilidad y
rehúyen los riesgos, promoviendo la adquisición de bienes materiales tan solo
para la necesidad, con los protestantes sucede justo lo contrario.
Weber
determina, mediante párrafos inconexos entre sí, las características que considera apropiadas
para definir el espíritu del capitalismo. Estas ideas están sacadas del libro
de Benjamin Franklin “Necesary hints to those that would be rich”
(Advertencias necesarias a los que
quieren ser ricos), elaborado en 1736; además extrae de Advice
to a young tradesman (Consejos a un joven comerciante), 1748, las ideas
necesarias para complementarlo. (“Works ed. Spark”, vol. II, pág. 87).
Weber
apoya a Benjamin Franklin como fuente válida para respaldar esos datos como
representantes de la ética protestante en tanto que era protestante y su libro
consiguió una gran influencia y difusión.
En
estas ideas se observa una serie de constantes, tales como la prioridad máxima
de obtener beneficios del dinero mediante el uso del crédito, así como del
valor del tiempo como dinero (y consecuente desperdicio económico del ocio).
Se
relacionan, además, conceptos como el honor (un valor inmaterial) con la valía
del crédito (un concepto inmaterial en esencia, pero íntimamente ligado al
crédito obtenido).
Aparece
también el objetivo social de multiplicar el dinero, mediante el uso del
crédito para conseguir más dinero, a fin de amasar la mayor fortuna posible.
Por
otro lado, contextualiza el “espíritu del capitalismo” de modo que excluye a
todos aquellos países y culturas que no pertenecen a Europea-Occidental o
Estados Unidos, afirmando que tan solo en esos casos se ha dado un “verdadero ethos” del capitalismo, el
cuál consiste en supeditar la ganancia a la necesidad, interiorizando este
principio en la conciencia de los protestantes a modo de valor vital.
Más
adelante, Weber afirma que las atribuciones del capitalismo en la sociedad se
integran de manera utilitarista en la moral: las virtudes son virtudes tanto si
se es como si se finge, en tanto que el fundamento último de la moral en la
cultura capitalista es el utilitarismo, y las virtudes favorecen a la función
de obtención de crédito.
La
ética protestante insta pues a sus creyentes a la búsqueda de más y más dinero,
minimizando el disfrute de dicho dinero, a fin de seguir consiguiendo más
dinero.
Siguiendo
así esta línea de pensamiento, Weber advierte que los empresarios protestantes
reinvertían en sus propias empresas el dinero conseguido, aumentando la
cantidad de beneficios máximos que podría obtener en un mercado competitivo, y
minimizando la amenaza de otros competidores que no siguiesen esa forma de
vida.
Añadía
sobre este tema, en último lugar, la afirmación de que esta forma de vida,
basada en el utilitarismo y en el amasamiento de fortunas, tenía implantado un
ascetismo, no solo basado en el ahorro, sino en la utilidad de este valor a
modo de herramienta mercantil. Supone así que el capitalismo conduce a una
escala de valores no necesariamente reales, pero si al menos debidamente fingidos, a fin de poder
utilizarlos en la sociedad de manera que favoreciese a la empresa.
En
el propio ensayo, más adelante, continúa esta idea, manteniendo que estas
“normas no escritas” que todos siguen, terminan implantándose estructuralmente
en la economía capitalista, instaurando toda una institución con reglas
pactadas, nunca antes vista en la historia.
En
último lugar de este desarrollo de ideas, Weber afirma que los valores fingidos
y posteriormente institucionalizados dan lugar a un vacío de valores, en tanto
que ya no son necesarios para esa forma de vida. Y éste es, en última
instancia, el espíritu del capitalismo en el cuál fundamenta toda la tesis.
Ya
al margen de esto, en este capítulo aparece la principal traba, el
tradicionalismo, que no compartía el objetivo de conseguir dinero por conseguir
dinero, sino tan solo conseguir el dinero que es necesario para vivir, y
disfrutar del ocio una vez salvada la necesidad.
“Vivir
para trabajar o trabajar para vivir”, ese es el conflicto entre capitalismo y
tradicionalismo.
Frente
a esta oposición, Weber atribuye la participación de las sectas protestantes a
la final implantación del sistema capitalista, en tanto que se encontraban a
favor ideológicamente de dicho sistema, y actuaban como grupos de presión
frente a los tradicionalistas. Además, la competencia en el mercado que
pudieran hacer los tradicionalistas a los capitalistas era prácticamente nula,
en tanto que, como se ha explicado antes, los capitalistas reinvertían el
dinero en sus propias empresas.
En
este capítulo, además, se menciona como posibilidad de la aceptación del
capitalismo como ética la racionalización de la economía y la técnica, y cómo
ello afecta al ideal de vida. No obstante, solo integra esta opción en el
desarrollo del capitalismo como una complementación a la filosofía vital
protestante, supeditándola a la racionalización en la importancia del cambio, y
manteniendo una gran crítica a esta concepción determinista de la historia, en
tanto que entra en muchas controversias.
CAPÍTULO III :
Concepción Luterana de la profesión
Como
puede deducirse del título del capítulo, el tema fundamenta que trata es el
concepto de profesión.
El
concepto de “profesión” en el término en el que Weber lo contextualiza se basa
en la palabra beruf, que aparece por
primera vez tras la reforma luterana, y tiene un significado igualmente ligado a la religión.
El
significado de ese concepto sería, por aproximación, el desarrollo de una
profesión en el mundo para la cuál tienes una predestinación (vocacionalidad).
Este
concepto se basa en el principio de predestinación de Lutero (antes de nacer ya
está decidido si se va a ir o no al cielo). Si bien requiere,
incondicionalmente para Weber, de una variante del protestantismo, a la cuál,
como consecuencia, estima imprescindible para la aparición y posterior
consolidación del capitalismo: el calvinismo.
Esta
variación de la religión protestante arrastraba consigo todos los valores del
protestantismo, con la añadidura de la autoridad de Dios sobre todas las cosas,
entre las que se incluía, por supuesto, el trabajo que se desempeñaba.
De
este modo, existía pues una predestinación igualmente extendida a la profesión
que en el mundo se desempeña, por designio divino.
Por
otro lado, si bien existía una predestinación en el mundo, también la había en
la posibilidad de ir o no al cielo. Además, existían factores que delataban la
bienaventuranza de los elegidos:
-
una pureza moral que se extendía a todos
los aspectos de la vida;
-
éxito en las empresas que se propusiera;
-
gran fortuna;
De
este modo, el puritanismo moral, aplicado como hemos dicho anteriormente a los
negocios con su correspondiente efecto, ligado a la desaprobación del descanso
y la ostentación, hacían, en suma, a una serie de ahorradores trabajadores
amasadores de fortunas que solo buscaban seguir acumulando para poder acumular
más, y así finalmente poder acceder al cielo, el paraíso ultraterrenal.
Esta
es la razón por la cuál Weber insiste en su ensayo sobre la importancia del
calvinismo, en tanto que era una religión y una ética creadora de riqueza y
fortunas.
CONCLUSIONES
La
conclusión general que se obtiene de la lectura de Weber es, a mi parecer, la
importancia en la consideración de multivariables con el fin de explicar un
fenómeno (religión, valores, economía, utilitarismo, competencia, etc).
En
conjunto, el ensayo aporta una visión general de la aparición del capitalismo,
así como una primera contextualización a la ética protestante y calvinista (complementada
posteriormente en otras obras según he leído).
Aparte,
personalmente me disgusta la valoración determinista del desarrollo del
capitalismo, apareciendo como una fuerza inexorable a la que solo puedes unirte
o morir (como aparece en la competencia económica entre empresarios
tradicionalistas y capitalistas).
Por
otro lado, Weber no explica la aparición del capitalismo en numerosas partes
del mundo, centrando su estudio en Europa occidental y Estados Unidos. Por
ello, la posibilidad de generalizar la tesis, y aplicarla de manera que la
aparición del capitalismo en otros países se debe a la influencia directa de
los anteriormente citados Europa y Estados Unidos, me parece, a mi
entendimiento, un error.
BIBLIOGRAFÍA Y
WEBGRAFÍA
- Weber, Max: El Capitalismo y la Ética
Protestante (Premia Editora, 9ª edición, 1991)
· -Troeltsch,
Ernst: Protestantism and Progress: A
Historical Study of the Relation of Protestantism to the Modern World (1912,
Beacon Press)
· - Octavio Uña y Alberto Fernández:
Diccionario de Sociología (ESIC, 2004)
Max wever si se preocupó de aclarar el por que el capitalismo nace principalmente en Europa y E.E.U.U. Dando entre muchos ejemplos, toma el caso de china, en donde culturalmente era mas valioso el conocimiento bibliográfico que cualquier otra cosa, es decir, una persona era mas valorada en medida de cuantas frases, y cuantas citas de libros se sabian de forma textual, lo que generaba una especie de aristocracia intelectual en la cual se centraba el poder y conocimiento. Ademas muchas granjas eran cerradas, tenian su propia forma de funcionamiento, y trabajaban (y vivian) nada mas que familiares en ellas, produciendo lo necesario para la propia familia. En el caso de los judios también nombra y da las explicaciones pertinentes.
ResponderEliminarHay un capitulo del libro Teoria Sociológica clasica de Ritzer el cual explica de forma breve y completa todos estos puntos, ademas del mismo Wever por supuesto.
Saludos. Buen ensayo!
Un análisis pésimo!!
ResponderEliminarEs un pésimo trabajo....
ResponderEliminarMax Weber no es el padre de sociología, es Comte aunque según la mayoría.
ResponderEliminarmarx, durkheim y weber!
EliminarGracias por tu aporte!
ResponderEliminarMe sirve como un refuerzo de la lectura
:v valimos verga weeeeee
ResponderEliminarPuto el que lo lea xdxd
Amo a punto ciego att: Alias La Chicken Little ;33
fffff
ResponderEliminarMuy bueno el resumen gracias por compartirlo!
ResponderEliminarNo entiendo nada ..... sobre el.mismo libro ..ayuda :(
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