Una opinión propia

Es indispensable la no idealización de aquellos que saben.

¿A qué viene esa afirmación?

La realidad, aunque es un hecho objetivo, no es percibida unánimemente, sino que cada uno la construye al interactuar con los demás y con su entorno. 

Para ser sinceros, este enunciado es solo una corriente teórica, no hay una demostración metodológica que convezca al que solo quiere verdades y evita el razonamiento. A sí pues, con ánimo de veracidad, entenderemos la afirmación como una suposición.

Continuando con el razonamiento, la interacción verbal, especialmente el diálogo, es una de las herramientas más importantes para la construcción de la realidad. Hay ejemplos por todos lados: 

cuando te cuentan una anécdota, un cotilleo, una clase de historia o de ciencia... todo acto de transmisión de la información de un individuo a otro ya está marcado por la percepción y la subjetividad (incluidas hasta las fotografías y las formas de información más objetiva). No solo es lo que uno ha visto, sino lo que el otro entiende cuando se lo cuentan.

Retomando el hilo principal una vez más, la conversación, ya sea verbal o escrita, nos induce a buscar personalidades de las que obtener información con la que formar nuestra realidad. Estas personalidades no son personas necesariamente, sino que también pertenecen a este conjunto los periódicos, los libros de texto, los telediarios...

Al buscar de manera generalizada la información dada por una determinada persona se crea una tendencia de idolatría hacia esa persona, que induce a las personas a situarse en una posición de desequilibrio social, la mayoría de las veces de hecho promovida por la propia masa, capaz de crear y destruir héroes, como otra expresión de la capacidad creativa de la realidad.

Ya por fin parece que se esclarece la razón que justifica la frase que abre el presente monólogo.

Si no admiras e idolatras a alguien te atreves a retarle, a discutir lo que plantee, y de ese modo por una parte, corregir errores, y por otra, complementar la información.

Existe una segunda razón, a parte de la propia comunicación de una opinión, detrás de este artículo: intentar demostraros, con el texto como ejemplo, la enorme dificultad que hay para transmitir ideas a través de palabras.

Los sesgos, los significados añadidos, dobles sentidos, formas de expresarse... todo ello afecta a la hora de tratar de comunicarse.

 

Solo planteo el problema, la solución es distinta para cada uno. No obstante, tenerlo en cuenta cuando leáis, escuchéis, veáis o palpéis a fin de entender algo que os tratan de transmitir: procurar entender, no lo que dice el mensaje, sino lo que dice el autor. 

¿Por qué merece la pena el esfuerzo?

Desarrolla la empatía y la síntesis de ideas, con lo que piensas más rápido, deduces más rápidamente lo que quiere decir la gente y te ayuda a comunicarte.

Es solo mi opinión, claro está, pero es una opinión basada en la experiencia de alguien que intenta ayudar a sus lectores a vivir en sociedad.