30.4.13

Cuestión de comunicación

Esta entrada, como las del resto de esta semana, van a ser algunas observaciones que he ido anotando en la libreta.

La primera con la que me gustaría abrir el ciclo tiene que ver con la comunicación entre las personas.

Para empezar, destaco la importancia de las normas sociales como mecanismo social de cohesión y constricción individual.

La mayoría de las veces no somos conscientes de hasta que punto estamos brutalmente influidos por nuestra sociedad.
Por supuesto, la mayoría de nosotros nos hemos dado cuenta de que conceptos tales como "bien" o "mal" son elementos determinados por la sociedad y el momento histórico en el que definimos dichos conceptos. En algunos casos seguramente se habrá añadido algún matiz en dichas definiciones con el fin de establecer una raíz en torno a la cuál desarrollar una filosofía absoluta plagada de respuestas; bueno, eso es opinión de cada uno.

Si el anterior ejemplo no es útil, también está el caso de la sexualidad, la belleza, la violencia, la brutalidad, la dignidad humana, la justicia... un sin fin de elementos que componen la sociedad y las personas que a su vez la componen.


La exposición semiordenada de conocimientos me obliga a centrar mi atención en el siguiente elemento imprescindible del tema propuesto: la normatividad social.

El significado del concepto es deducible con las propias palabras que lo componen, lo que sí necesita alguna explicación es la aplicación en la sociedad.

En las interacciones sociales, dos individuos se transmiten la información gracias a una serie de normas comúnmente aceptadas tales como el idioma (hablado y escrito), la gesticulación, las leyes, las tradiciones... cuanto mayor sea el conocimiento que tiene cada uno de la cultura del otro mayor cantidad de normas (tanto tácitas como explícitas) conocerán, y por tanto serán menos proclives a cagarla meter la pata en dicha interacción.

Pues bien, aquí es donde aparece (por fin) el tema en torno al cuál he querido plantear esta entrada:
para poder relacionarte con una persona necesitas actuar conforme a las normas sociales, mostrando una conducta "de serie" que choca directamente con la idea que tenemos todos (al menos de nosotros mismos y de nuestros amigos cercanos y familiares) de que cada persona es un mundo.
Si para relacionarte tienes que actuar conforme a unas normas que en verdad no son propias, pero simulan la forma de reaccionar ante los estímulos de una personalidad arquetípicamente "buena", o "adecuada" (en otras palabras: positivo para interactuar), básicamente diluyes tu propia personalidad individual con una colectiva, mezclándote de forma heterogénea y dando lugar a un "yo social" y a un "yo individual" que, bueno, se tratan y tal, pero son poco amigos el uno del otro.


Consecuencia inmediata y evidente de esta situación:  no podemos mostrarnos tal y como somos; Consecuencia: nadie puede llegar a conocernos (ya al margen del enunciado filosófico de que el individuo es inabarcable), pues incluso en el supuesto de dominar las pautas sociales extrañas al propio individuo, la forma de reaccionar de la personalidad de cada persona a dichas pautas son diferentes y solo observables conociendo previamente dicha personalidad, por lo que es imposible racionalmente conocer a una persona; 
Consecuencia: las amistades están basadas en la proximidad de dos personalidades basadas en un "yo social". Cuando una de las dos partes hace algo que se salta la normatividad, puede molestar a la otra parte accidentalmente. Estas tensiones son las que luego causan las peleas entre amigos. El problema que se plantea es: si actuamos conforme a la norma, todo funciona y somos amigos, pero si nos mostramos como somos forzamos la amistad y las cosas no funcionan tan bien.
Lo mismo es aplicable a las relaciones amorosas, por supuesto.
Consecuencia: las amistades en la que no hay problemas se basan en dos opciones distintas: que sea un alma gemela; o que en la interacción no se haya profundizado lo suficiente como para que las dos partes se hayan relacionado no con su "yo social" sino con su "yo individual", o en otras palabras, son superficiales (hay grados y niveles en las dos opciones, y de hecho me parecen complementarias, no hay que centrarse en ese matiz, por favor).

Hay excepciones, por supuesto, como en todo. Pero ya se sabe: " nunca se conoce de verdad a alguien hasta que es tu enemigo" (cita aproximada). 


En fin. Si el artículo aporta una información ya sabida, ruego que me disculpe el lector aburrido, aunque si coincide con el planteamiento, ahora debería caer mejor al ver opiniones comunes, asique igualmente ha merecido la pena.
Si por el contrario el lector no se lo había planteado antes, esté o no de acuerdo, ha merecido la pena, pues ahora hay una nueva cuestión sobre la que pensar.


Y en cualquier caso, gracias por la paciencia.

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