24.4.13

Primavera Árabe

El 23 de abril, en el Ateneo de Madrid, tuve  la suerte de asistir a una conferencia impartida por expertos sobre el tema.


La verdad es que se hizo bastante cansino en algunos momentos (cuatro horas de monólogos nada cómicos), pero eso sí, resultó muy, muy interesante.

Así pues, como es evidente, aquí va una reseña a lo aprendido. Personalmente, me parece un tema interesante como pocos en lo referente a la política (pese a ser sociólogo, la política no me interesa lo más mínimo; eso se lo dejo a los politólogos, más "expertos" en el tema).

En primer lugar, y para el lector más perdido, la primavera árabe es el nombre con el que se engloban al conjunto de revoluciones que se están dando desde el 2010 en el mundo árabe.
Por si se está tan desconectado que nadie tiene ni idea del tema, pongo algunos ejemplos:

TÚNEZ
EGIPTO
LIBIA
SIRIA

La mayor diferencia que distingue estas revoluciones de todas las anteriores es que, por primera vez en el mundo árabe, no vienen de la mano de ejércitos que se instauran de manera dictatorial imponiendo gobiernos autárquicos sobre la población, sino que es la sociedad la que reivindica un cambio democrático, una mejor calidad de vida, mejoras sociales... desde una comparativa histórica, bien pueden ponerse al mismo nivel que las sucedidas en Europa del este tras la caída del muro de Berlín.

Puestos ya en antecedentes, paso a una explicación más detallada, basada en buena medida en la opinión de algunos de los expertos que pasaron ayer por la conferencia desde el lado del micrófono.


En primer lugar, hay dos factores fundamentales: la causa primigenia y la reacción en cadena (todo esto sin entrar en el panorama internacional del juego de tira y afloja que se traen entre manos Estados Unidos, Europa y los distintos países árabes, que eso requiere de una explicación aún más larga y llena de opiniones encontradas).

Empiezo pues con la razón que ha generado el cambio.
Sobre este tema, parece haber unanimidad allá donde leo: entre los países del norte del mediterráneo y los del sur, la diferencia de renta per cápita es diez veces superior  de media entre los países ( la renta per cápita es la riqueza de un país dividida entre el número de habitantes de dicho país. Para más información, como siempre en Wikipedia), lo que se traduce en frustración y falta de esperanza (ya se sabe, las comparaciones son odiosas).

Además, a este elemento hay que añadirle que el motor de desarrollo de la mayoría de estos países (aquellos que carecen de reservas de petróleo y gas) es el turismo, el cuál, dada la situación de crisis europea y de inestabilidad propia de dichos países, se está reduciendo muchísmo. Resultado: no hay desarrollo posible.


Por otro lado, hay que sumar la propia política internacional de esos mismos países, que añade variables y relaciones causales a la ecuación: existe una lucha de liderazgo entre Arabia Saudí, Turquía e Irán.

Traducido: 
- Arabia Saudí: tiene la segunda reserva de petróleo más grande del mundo y su constitución es el Corán, es decir, extremismo religioso en mayúsculas.
- Turquía: el enclave. Enlaza Europa y Asia central. Recomiendo echar un vistazo a la explicación de relaciones exteriores para más información.
- Irán: con reservas de gas y petróleo más que notables (de hecho, tiene la mayor reserva de gas del mundo), Irán no es tan extremista como Arabia Saudí, ni tiene tantos "contactos" como Turquía.

Las relaciones que se deriban de estos tres países tienen que ver con la intención compartida de asumir el liderazgo: Turquía, pese a la política de no intervención Europea, sigue reteniendo un apoyo internacional mayor que el resto; Arabia Saudí tiene el apoyo de los extremistas y pelas para rato; E Irán, un programa nuclear que se niega a revelar a nadie para poder usar la amenaza atómica como fuerza disuasoria.

Problemático.


La reacción en cadena no requiere de demasiada explicación: si una sociedad lucha por alcanzar una mejora en la calidad de vida, las sociedad vecinas lo imitarán.


Quedan por explicar elementos propios de la sociología que intervienen activamente en estas revoluciones.
El primero de ellos, y más importante, es la identidad colectiva.
La globalización mantiene que solo hay un camino posible, y ese camino se fundamenta en la secularización, lo cuál supone un problema en los países árabes, dada la importancia tan notable de la religión en la política. Culturalemente, es muy difícil que en poco tiempo se logre un cambio tan radical (de un extremo a otro).
La cultura trata de cambiar al poder, y viceversa. Esto genera un mal funcionamiento de la sociedad, y en el caso del laicismo una crisis de identidad que tiende a generar nuevos movimientos islámicos.

Por otro lado, es importante mencionar la amplísima participación de los jóvenes en las revoluciones: la inmensa mayoría de los "manifestantes" eran jóvenes, que lograron mediante un dominio de las redes sociales y de los medios de comunicación alternativos mantener la revolución contra regímenes dictatoriales (como dato curioso, se llegó a cortar el teléfono e internet en distintos momentos para evitar la movilización).

También hay que decir, que ni en Tunez ni en Egipto se habría podido lograr el cambio si los regímenes no hubiesen perdido el apoyo militar.


Para finalizar, los últimos matices que considero apropiados añadir son:

- la primavera árabe es un proceso que aún no ha terminado;
- es una revolución muy lenta, pero constante;
- una cita, de parte de Francisco Aznar: "Una revolución se sabe cuando comienza, pero no cuándo termina".

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